En el ejemplo del joven rico que no quiso restituir, podremos nosotros escarmentar; en el ejemplo de Pedro, que hizo la gran pregunta, y en las respuestas del Señor, hallaremos una lección valiosa para nuestras vidas.
Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él. -Maestro bueno -le preguntó-, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Marcos 10:17.
Impresiona que Jesús ponga directamente el dedo en la llaga.
Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre. Vers. 19.
El joven rico, el hijo de papi, como se dice en nuestro medio, sintió descanso.
-Maestro -dijo el hombre-, todo eso lo he cumplido desde que era joven. Vers. 20.
Sin embargo, aún falta un pequeño detalle por resolver.
Jesús lo miró con amor y añadió: -Una sola cosa te falta: Anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Vers. 21.
Ante la parte fastidiosa del sermón, el adinerado mostró el cobre de su verdadero carácter.
Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas. Vers. 22.
Jesús, por cierto, no lo agarra por el manto para detenerlo. Solo deja que se vaya. El cristianismo es voluntario, no obligatorio. Pero aquí se desencadena una secuencia magistral.
Jesús miró alrededor y les comentó a sus discípulos: -¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! Los discípulos se asombraron de sus palabras. -Hijos ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! -repitió Jesús-. Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios. Vers. 23-24.
Confiar en las riquezas dificulta el acceso al cielo.
Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios. Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: Entonces, ¿quién podrá salvarse? -Para los hombres es imposible -aclaró Jesús, mirándolos fijamente-, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible Vers. 25-27.
Como quien dice: Dios puede pasar un camello por el ojo de una aguja.
-¿Qué de nosotros, que lo hemos dejado todo y te hemos seguido? -comenzó a reclamarle Pedro. -Les aseguro -respondió Jesús- que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos, recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna. Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos, primeros. Vers. 28-31.
Hay una restitución eterna, y hay una restitución temporal. El que dialoga hace dos mil años con Pedro y los otros apóstoles, el que ha exhortado a este joven rico a que entienda la ley de la restitución, es Aquel que se hizo hombre porque nosotros estábamos destituidos de la presencia del Dios Eterno y Él, al despojarse de to-do por amor a nosotros, se convirtió en nuestra eterna restitución.
(Darío Silva-Silva. Extractado del libro Las Llaves del Poder, páginas 214-216)