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La Obediencia Como Mandamiento

Obediencia entre cónyuges.  Dios es la Suprema Autoridad, pero tiene autoridades delegadas. Uno de los errores más graves que se cometen, aún dentro del ámbito cristiano, consiste en pensar que, como yo estoy sometido a la autoridad de Dios, puedo evadir a las autoridades delegadas por Él. Cuando usted desacata a la autoridad delegada, desobedece directamente a quien hizo la delegación. Pasar por alto las autoridades que Dios puso sobre usted, equivale a pasar por alto la autoridad misma de Dios.

 

Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor.

(Colosenses 3:18).

 

Esta es una cosa que casi nunca cumplen las señoras, para después preguntar: ¿Por qué no recibo las bendiciones de Dios? Pero, por supuesto, no podemos aceptar la común calumnia contra el cristianismo, y muy particularmente contra San Pablo, sobre supuesto machismo.  Porque, si uno sigue leyendo esta Epístola, encontrará el equilibrio y el balance de la fe cristiana.

 

Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.

(Vers. 19).

 

Hay quien cree que vale sólo la parte que Dios le ordena a la mujer, e invalida la que le ordena al varón. Pero ¿es tan autoridad sobre el hombre como sobre la mujer el mismo Dios eterno?. Es un absurdo pretender que exista alguna forma de servidumbre o esclavitud en los hogares. No se encuentra una sola porción en la Palabra divina que le dé a una persona la potestad de humillar o sojuzgar a un semejante. Lo que la Biblia dice, desde el principio hasta el fin, es que no hay acepción de personas frente al Señor. La mujer es llamada ayuda idónea o adecuada, no esclava. Tiranías como: Aquí yo doy las órdenes y la mujer tiene que obedecer, son extrabíblicas. El Señor le dice a Abraham, ejemplo de creyente: En todo lo que te dijere tu mujer, oye su voz. La mujer no toma la decisión, la tiene que tomar el varón; pero la mujer con su intuición natural -si es muy espiritual, con su palabra de ciencia – detecta situaciones que al hombre le pasan inadvertidas. Lo que el hombre debe hacer es analizar  el dato aportado por la mujer y tomar la decisión.

 

Para las Sagradas Escrituras, el hombre y la mujer se tienen que complementar, someterse el uno al otro a las obligaciones de esta vida, respetando el natural reparto que Dios ha dado a cada uno de los sexos, sin interferencias. Pero no hay tal cosa como que el uno manda olímpicamente y el otro obedece con sumisión. Cónyuge significa el que comparte el yugo, como en las yuntas de bueyes. Los esposos se tienen que ayudar y su autoridad sobre los hijos es compartida.

 

(Darío Silva-Silva. Extractado del libro Las Llaves del Poder, páginas 241-243)

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