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Dios Fertiliza lo Estéril | Clonación

La Comisión Europea pidió la prohibición de la clonación de seres humanos; lo hizo en labios de su comisionado de investigación científica Phillippe Busquen y en términos inequívocos:

 

“La clonación con fines reproductivos debe condenarse no solo por obvias razones éticas y valores morales comunes, sino porque es una práctica completamente irresponsable desde el punto de vista científico”.

 

La agencia Reuters divulgó al mundo la viva protesta del doctor Harry Griffin, famoso clonador de la oveja Dolly, por los anuncios de la empresa Clonaid, vinculada a la secta de los raelianos, sobre supuesta clonación humana. Las palabras textuales del autorizado sabio ponen punto final al tema en las páginas de este libro:

 

“Hay mucho sobre esta historia que no suena a verdadero. Las tasas de éxito en la clonación de otras especies han sido muy bajas, con un montón de problemas surgidos en los fetos y en los clones nacidos. Los intentos de clonar monos han sido desafortunados y la clase de éxito que dice haber tenido Clonaid contradice totalmente la historia de la clonación de otras especies”

 

El paso del tiempo irá dando pautas a la iglesia sobre un experimento que se halla, no digamos en pañales, sino apenas en embrión; pero no deja de ser claro pronóstico de meteorología espiritual que la clonación humana se esté promoviendo por una secta religiosa que rinde culto a extraterretres. Los demonios lo son en sentido muy real. Gracias a Dios, el presidente George W. Bush ha propuesto al congreso de los Estados Unidos una ley que prohíbe todo tipo de clonación humana. En este particular una discusión temprana teología-ciencia caerá en el campo especulativo, como ha ocurrido antes a través de la historia, en una comedia de equivocaciones. A un periodista del sur de la Florida que me preguntó por sorpresa: -¿Qué haría usted si, dentro de unos años, un clon humano quisiera hacerse miembro de su iglesia?, yo le respondí, sonriente: -En ese hipotético caso, entre un clon para Dios y un clon para el diablo, escogería lo primero.

 

(Darío Silva-Silva. Extractado del libro Sexo en la Biblia, páginas 197-198)

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