Desde luego, y sin renunciar a su propia ortodoxia, la Iglesia Evangélica puede dialogar con gente de otros credos, como Jesús lo hacía con los samaritanos y Pablo con los paganos. Hay sectores del Catolicismo Romano amigos de los evangélicos. A este propósito, el Directorio de Ecumenismo editado por el Celam, contiene claves que conviene conocer.
Las iglesias y comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la iglesia católica, no han sido en modo alguno privadas de significación y valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no rehúsa servirse de ellas como medios de salvación.
El mismo documento reclama recíprocas consideración y tolerancia interiglesias en mínimos asuntos:
Los católicos deben mostrar un sincero respeto hacia la disciplina litúrgica y sacramental de las demás iglesias y comunidades eclesiales, y a estas se les invita a que muestren el mismo respeto hacia la disciplina católica.
Se puede permanecer fiel y firme a la propia creencia sin romper relaciones personales o sociales con quienes practican otras, siempre y cuando se prevean y eliminen riesgos. Es excluyente evangelizar, por ejemplo, en cárceles y no hacerlo entre los que llevan vidas normales. Y, por supuesto, la buena voluntad que alguien nos muestre no debe ser rechazada. La xenofobia religiosa de Pedro fue reprendida por el Señor enviando al apóstol a casa del centurión romano Cornelio, donde el Espíritu Santo tuvo una gloriosa manifestación (Hechos 10).
Quienes propiciamos buena vecindad con el catolicismo, sin enajenar nuestras creencias, no somos partidarios de un sistema mundial en el cual los principios cristianos busquen mestizaje con doctrinas exógenas, pues la Biblia no permite concesiones a otros credos; y una autoridad universal sobre las iglesias es impracticable y marginal a las Escrituras.
El ecumenismo no es exclusivamente católico-romano; hay ecumenismos judío y musulmán y sectores protestantes ecumenistas; y, lo que es definitivamente peligroso, ecumenismos de estirpe oriental que invaden a Occidente, y amenazan con desdibujarle su perfil cristiano. Todo ecumenismo que represente sincretismo es adverso a las enseñanzas bíblicas y está profetizado como señal de los tiempos terminales de la humanidad.
(Darío Silva-Silva. Extractado del libro El Reto de Dios, páginas 146-148)