Las puertas de Hollywood (Parte 3)

¿A quién se le ocurre culpar a los judíos de hoy por lo que hicieron algunos de sus antecesores hace veinte siglos? Sería tan descabellado como hacer responsable a Juan Carlos I, actual monarca de España,  de la expulsión de los judíos en 1492 por los Reyes Católicos; o, muy cerca en el tiempo, pretender inculpar a los niños alemanes nacidos en el año dos mil por los hornos crematorios de Hitler hace medio siglo.Cegados por una cólera visceral, algunos críticos de La pasión olvidan cosas elementales: esta bendita civilización, bien llamada «cristiana occidental», que les permite a todos protestar abiertamente, fue posible gracias a la cosmovisión de un judío cristiano llamado Pablo de Tarso. Valdría la pena preguntarse: ¿existiría la democracia sin ese seguidor de Jesús de nombre Juan Calvino? ¿Los Estados Unidos no fueron, acaso, fundados por los padres misioneros, producto genuino de la Reforma Protestante? Y, a todas estas, Schindler, el de la famosa lista de Steven Spielberg, ¿no era un cristiano?Ante la expansión hacia Occidente de sistemas ajenos a la guía bíblica, como el Hinduismo y el Islam, que amenaza el patrimonio común de judíos y cristianos, lo menos conveniente es una nueva confrontación entre los dos últimos.  Quienes de alguna manera provienen de la Reforma Protestante, no tienen hoy recelo alguno contra los hijos de Jacob; por el contrario, los aman y respetan, en el entendido  de que el Cristianismo tiene raíz en la fe de Abraham y la revelación del Espíritu Santo a los profetas del Antiguo Testamento, y en la incuestionable realidad de que Jesús de Nazaret es un judío. En nuestra perspectiva, los gentiles cristianos somos ramas de olivo silvestre injertados en el olivo natural que es Israel y, como Pablo lo ha dicho claramente:« Hermanos, quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan presuntuosos. Parte de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. De esta manera todo Israel será salvo, como está escrito: El redentor vendrá de Sión y apartará de Jacob la impiedad. Y éste será mi pacto con ellos cuando perdone sus pecados». (Romanos 11:25,27).Sería, por cierto, lamentable que los judíos organizaran un gueto planetario en la Aldea Global, a cuya fundación han contribuido tan efectiva y positivamente. Una alianza estratégica de judíos y cristianos redundaría en beneficio de toda la humanidad. El judeo-cristianismo no es una utopía, sino una profecía.(Darío Silva-Silva. Extractado del libro Las Puertas Eternas, páginas 148-150) VISIÓN INTEGRAL (Antología de textos de nuestro pastor presidente)
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