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La Restitución. Ejemplos de Restitución. (Ismael el beduino) Parte 2

Aquél que había sido despojado de su padre y de su hermano por los celos de Sara, recibe una completa restitución familiar.  Pero lo más importante, esa restitución profetizada desde la antigüedad se ha cumplido prodigiosamente en su descendencia.  Los ismaelitas han aportado a la humanidad algunos inventos de importancia: El alcohol, el álgebra, los números arábigos, que son los que sirven a las matemáticas en el mundo entero; además, el alfiler, el alambre, el alcantarillado; una literatura excelente que bastaría con Las Mil y Una Noches; un arquitectura formidable, de la cual quedan vestigios de los ochocientos años árabes en España. Los ismaelitas, miles de años después del despojo a que fue sometido su padre en el desierto, son los dueños del petróleo y sus riquezas no tienen comparación.  La restitución prometida por Dios a Agar, a través de Abraham y de Ismael para su descendencia, es por siempre.  Los árabes hacen presencia en todo el mundo y es fácil observarlos como gente de éxito.  Sus grandes habilidades financieras justifican el refrán: Lo que se hereda no se hurta.  Son buenos hijos de Abraham.  En Ismael se demuestra palmariamente que el desposeído será restituido. Raquel la estéril. Jacob ha tenido que salir de Canaán, pues su hermano Esaú lo busca para matarlo porque le ha birlado la primogenitura.  Llega a la tierra de Padan-aram, a casa de su tío Labán, hermano de su madre.  Se enamora de su prima Raquel.  Las trampas de su tío y suegro lo obligan a casarse primero con Lea y después con Raquel. “Cuando el Señor vio que Lea no era amada, le concedió hijos.  Mientras tanto, Raquel permaneció estéril”.  Génesis 29:31. ¿Por qué Dios dio hijos a Lea? Porque era menospreciada.  Jacob lucha durante catorce años de trabajo arduo por una mujer que resultó ser de vientre estéril. ¡Qué decepción para Jacob y para la propia Raquel! “Lea quedó embarazada y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, porque dijo: El Señor ha visto mi aflicción; ahora sí me amará mi esposo.   Lea volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, al que llamó Simeón, porque dijo: Llegó a oídos del Señor que no soy amada, y por eso me dio también este hijo.  Luego quedó embarazada de nuevo y dio a luz un tercer hijo, al que llamó Leví, porque dijo: Ahora sí me amará mi esposo, porque le he dado tres hijos.  Lea volvió a quedar embarazada, y dio a luz un cuarto hijo, al que llamó Judá porque dijo: Esta vez alabaré al Señor.  Después de esto, dejó de dar a luz”.   Vers. 32-35. (Darío Silva-Silva. Extractado del libro Las Llaves del Poder,páginas 196-197) VISIÓN INTEGRAL (Antología de textos de nuestro pastor presidente)
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