Job el desechable. (Parte 3)Después de esta narración de calamidades, la gran clave es: Cuando viene la prueba, increpar a Dios es la actitud incorrecta si esperamos la restitución divina.Durante mucho tiempo, Job estuvo enfermo, deprimido, convertido en un desechable. Viene un grupo de sus amigos íntimos, pero no para consolarlo sino para molestarlo, a echarle sal y limón sobre las heridas. Tuvo grandes discusiones con ellos, pero, a pesar del dolor que le causaban, del fastidio con que lo rodeaban, él oró por esos amigos. También tuvo polémicas con Dios. Discutir con Dios no es rebeldía si se hace con respeto y reverencia. Pero Job nunca inculpó al Señor de lo que le ocurría.“Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía. Todos sus hermanos y hermanas, y todos los que antes lo habían conocido, fueron a su casa y celebraron con él un banquete. Lo animaron y lo consolaron por todas las calamidades que el Señor le había enviado, y cada uno de ellos ledio una moneda de plata y un anillo de oro. El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo también catorce hijos y tres hijas. A la primera de ellas le puso por nombre Paloma, a la segunda Canela, y a la tercera, Linda. No había en todo el país mujeres tan bellas como las hijas de Job. Su padre les dejó una herencia, lo mismo que a sus hermanos. Después de estos sucesos Job vivió ciento cuarenta años. Llegó a ver a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Disfrutó de una larga vida y murió en plena ancianidad”. Job 42:10-17La lección que debemos aprender aquí, como un principio bíblico de la restitución es ésta: Dios restituye lo que Satanás roba.(Darío Silva-Silva. Extractado del libro Las Llaves del Poder, páginas 204-206)VISIÓN INTEGRAL
(Antología de textos de nuestro pastor presidente)