fbpx
+57 (1) 634 - 6100
Calle 102 No. 14 – 64
Síguenos en:

La Restitución

Ejemplos de Restitución. (José el esclavo) – Parte 2 “Y le cambió el nombre a José, y lo llamó Zafenat Panea; además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On.  De este modo quedó José a cargo de Egipto”. Vers. 45. Aquí la Providencia entrega a José una restitución sentimental.  Ya tiene una hermosa mujer a quien amar. “Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto.  Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto.  Durante los siete años de abundancia la tierra produjo grandes cosechas, así que José fue recogiendo todo el alimento que se produjo en Egipto durante esos siete años, y lo almacenó en las ciudades.  Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control!” Vers. 46-49. Por la restitución de Dios, un esclavo preso no sólo recibe personalmente una enorme cantidad, sino que su restitución se extiende al país que lo ha honrado. “Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On.  Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna”.  Vers. 50-51. La palabra Manasés significa: El que me hace olvidar.  José quiere sanar su corazón.  Después de todo lo que ha sufrido, después de tantas pruebas y tribulaciones -incluso la cárcel-, él quiere olvidar.  Tal es el nombre que pone a su hijo: Manasés, el que me hace olvidar. “Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido”. Vers. 52. Efraín significa: El que fructifica, el fructífero.  Esa es la palabra Efraín. ¿Fructificar dónde?  En la tierra de mi aflicción.  La tribu de Efraín, entre otras cosas llegó a ser tan importante que, para citar un solo caso, el reemplazo de Moisés como caudillo del pueblo, el conquistador de la tierra prometida, que es Josué, pertenecía a ella. La restitución, comenzando desde Raquel, pasa por José y llega a todos los israelitas.  Esta restitución es colectiva.  Ellos en Egipto  se convierten en un gran pueblo, en una nación poderosa.  José fue despojado por sus hermanos y restituido por Dios, porque, ciertamente, Dios restituye lo que el hombre quita. (Darío Silva-Silva. Extractado del libro Las Llaves del Poder, páginas 200-201) VISIÓN INTEGRAL (Antología de textos de nuestro pastor presidente)
Entradas relacionadas
Deja tu comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *