INFRUCTUOSIDAD
Sorprende que, con tan auspiciosos antecedentes, las iglesias cristianas no católicas sigan siendo una enorme minoría en estos países. Por ejemplo, en Argentina el número de evangélicos es apenas el doble del de judíos y casi igual al de no religiosos. En Bolivia son superados por la suma de no religiosos y adeptos de religiones tribales indígenas. En Cuba los católicos son el 26% y los llamados ‘criptocristianos’ no superan el 10%. Los no religiosos triplican a los evangélicos en Chile, y en Ecuador es prácticamente igual el número de protestantes y de irreligiosos. En México los no religiosos triplican a todos los evangélicos. Panamá, curiosamente, tiene una iglesia evangélica casi igual en número de miembros a los fieles del Islam. Los judíos y los evangélicos empatan en el 2% de la población de Uruguay, país donde los no religiosos alcanzan la alarmante cifra de 35%. En Venezuela, para no alargarnos, los no religiosos casi triplican a los evangélicos.
En términos generales, estos datos estadísticos, basados en el Almanaque Mundial de Selecciones del Reader’s Digest, no son como para declararnos satisfechos. Ello se debe particularmente a la incomprensión de los fenómenos de diversidad que hemos querido analizar; y al inadecuado tratamiento que los líderes espirituales les han dado.
Europa, durante sus siglos de gestación fetal, tuvo muchos curanderos y variadas enfermeras; pero, en el momento justo de su alumbramiento, la Reforma estaba junto al lecho para prohijarla, amamantarla y educarla. La Europa que empezó a esbozarse con Carlo Magno sólo obtuvo contenido y personalidad por el protestantismo. Los Estados Unidos vieron la luz en forma natural, a los cuidados de una partera experta: la Biblia, madre de la libertad, la democracia y la paz.
Latinoamérica no existe, pero puede llegar a existir. Existirá un día, sin duda. Futuricemos nuestro sueño. Latinoamérica -o lo que pretende ser- nació bajo la comadrona equivocada: es un niño abortivo; el catolicismo hizo la cesárea; o, más propiamente, usó los fórceps con violencia. El evangelio fue para Norteamérica la esencia misma de su formación nacional. ¡Qué diferencia!
(Darío Silva-Silva. Extractado del libro El Reto de Dios, páginas 125-126)
VISIÓN INTEGRAL
(Antología de textos de nuestro pastor presidente)