Es muy triste reconocer que la Iglesia Local tuvo su origen en una rebelión espiritual contra el piadoso pastor chino Watchman Nee, cuyos libros siguen siendo bestsellers y el propio autor justamente admirado entre evangélicos. El Pequeño Rebaño de Nee surgió por el deseo explicable de crear una iglesia autóctona que respondiera a las necesidades de la sociedad amarilla y se emancipara de la cultura misionera norteamericana.
Andando el tiempo, un inescrupuloso individuo llamado Witness Lee, tomó algunas ideas de su antiguo pastor y, trasladado a Norteamérica, fundó la secta conocida como Iglesia Local, a base de retorcidas interpretaciones de la Biblia y de las prédicas del pastor Nee. Aparte de promover la utopía de una sola congregación por cada ciudad, la Iglesia Local ha mezclado elementos del cristianismo con prácticas orientales, como el mantra, para anular y masificar a sus adeptos.
La descripción de estos movimientos espirituales solo tiene por objeto alertar a los lectores sobre el subterráneo mover de ideas perturbadoras que en cualquier momento pueden salir a flote y sorprender tanto a los ingenuos como a cristianos desavisados, sobre todo aquellos que se dejan llevar fácilmente por las novedades. Insistir sobre la ortodoxia cristiana – lo que hemos creído todos en todo lugar y en todo tiempo – es un ejercicio protector en coyunturas tan difíciles como las actuales.
Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas.
Efesios 4:14
(Darío Silva-Silva. Extractado del libro El Eterno Presente, páginas 140-141)