El poder de la paciencia

Paciencia en la ConductaHe escogido este subtítulo porque, al fin y al cabo,  lo que Dios quiere que tengamos todos es, cabalmente: paciencia en la conducta. Algunos piensan que la paciencia es pasiva. Por el contrario, la Biblia nos exhorta no solo a pensar y sentir paciencia, sino a decir y hacer paciencia. Como quien dice, vivir paciencia. Puntualizaremos algunas áreas de nuestra vida en las cuales es necesario ser pacientes. Paciencia con los gobernantes.  Aunque a veces resulta difícil, esto no es cuestión de opiniones políticas. Gracias a Dios, la Biblia –que es Su Palabra- contiene lecciones preciosas sobre este asunto:“Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos!”     Proverbios 25:15Algo que pocas sociedades exhiben, sobre todo en los países llamados “tercermundistas”, donde  el pueblo es muy impaciente. Ciertamente, se atraviesan momentos  difíciles en algunas naciones latinoamericanas hoy en día;  pero las dificultades se agravan si los cristianos se contagian de la  impaciencia generalizada, en vez de dedicarse a orar. No estoy llamando, por cierto, a la inactividad, al “dejar hacer dejar pasar”, pues soy conciente de que, en momentos históricos, la iglesia debe tener una militancia real y efectiva para corregir todo aquello que atente contra los valores y principios que fundamentan la civilización cristiana. En casos así, no solo tenemos el derecho, sino la obligación, de rebelarnos. Pretendo, más bien, poner en orden las prioridades y recordar, en todo caso, la consigna que siempre he defendido:”Cristianicemos la política sin politizar el cristianismo”.Paciencia con los hermanosEste es un tema más bien impopular, para ser francos. Sin embargo, Dios nos libre de retirar algo de su Santa Palabra: “Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor”.   Efesios 4:2Miren bien lo que dice el apóstol: humildad, amabilidad, paciencia, tolerancia y amor, todo ello a través de la paciencia. La pregunta  millonaria sería: Si el Señor te tolera a ti, ¿por qué no  toleras tú a tus hermanos? (Darío Silva-Silva. Extractado del libro El Fruto Eterno, páginas 140- 142)VISIÓN INTEGRAL (Antología de textos de nuestro pastor presidente)
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