EL AMOR NO SE HACE (Parte 2)
En medio de tales contradicciones, las personas encargadas de ofrecer respuestas: padres y madres, educadores, pastores y consejeros, han enseñado mil cosas erróneas sobre el sexo. No se puede negar que, en varios casos, la instrucción sexual impartida a los abuelos y progenitores de las actuales generaciones fue nula o, al menos, inefectiva. A veces, duele reconocerlo, los únicos conocimientos con los que se llegaba al matrimonio nacían de mitos y tabúes socialmente aceptados como verdades por una ignorancia hija de mojigatería.
En el siglo XXI, por el contrario, se llega al matrimonio con una vasta y caótica información, nacida de una cultura pornográfica, morbosa y agresiva, que ha hecho de la virginidad un estigma. A través de la televisión, el cine, los videos, algunos periódicos y revistas, y aun medios tan sofisticados como Internet, se lleva hoy a la gente, no a una cultura sexual ordenada y fiel, sino a una casi del todo animal, en cuyo seno hombres y mujeres buscan satisfacer sus necesidades fisiológicas, sin sospechar el costo incalculable que acarrean cinco o diez minutos de placer.
Se percibe una cerrada contradicción entre lo que la Biblia dice y lo que la gente se ha habituado a pensar, debido a un bombardeo publicitario reiterado de generación en generación, acentuado en este tiempo sobre nuestros hijos y nietos. Un pensamiento que campea en las mentes posmodernas enfatiza que el sexo fuera del matrimonio es algo normal, o que no tiene nada de malo. Se señala como el gran culpable de esta ya ambiental manera de razonar al médico austriaco Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, quien hizo de la libido el eje de su teoría científica. El freudismo es un mito revaluado, según lo demuestra el biólogo y pastor Antonio Cruz en su bien pensada obra Sociología. 34
Sin embargo, como lo he dicho en otro de mis libros,35 Dios nos otorga la revelación científica a través de genios que no tienen por qué explicarnos la teología ni la doctrina cristianas; eso sucedía en lejanos tiempos, cuando todos los investigadores eran, simultáneamente monjes, pero hoy estas gentes no viven en los conventos sino en los laboratorios Hay que reconocer, como sea, que el fatídico doctor Freud nos abrió los ojos hacia la realidad de lo erótico y sus tremendas implicaciones sobre la conducta humana. La falla estructural del freudismo radica en su falta de espiritualidad, en su humanismo animal que tiene raíces en Darwin. A tan bajo nivel, el sexo era meramente un instinto en el hombre, como en su antepasado zoológico remoto, cualquiera que hubiese sido.
Darío Silva-Silva. Extractado del libro Sexo en la Biblia, páginas 168-170)
34Antonio Cruz. SOCIOLOGÍA. Editorial CLIE, Barcelona, 2002
35Darío Silva-Silva. EL ETERNO PRESENTE. Ed. Vida, Miami, 2002
VISIÓN INTEGRAL
(Antología de textos de nuestro pastor presidente)