AIRES DE TOLERANCIA
El 15 de Noviembre de 1861, siendo Presidente el reconocido francmasón Tomás Cipriano de Mosquera, el juez Lorenzo María Lleras, de la Corte Suprema de Justicia, escribe al reverendo William McLaren estas sorprendentes palabras:
El señor Presidente me ha pedido manifestar a usted sus deseos de que vengan al país más misioneros protestantes, y que deben establecerse iglesias y escuelas protestantes en el país. (1)
El propio Mosquera -quien había expulsado a la Compañía de Jesús- recibiría después en audiencia al misionero McLaren y le ofrecería la capilla del antiguo convento jesuita para la celebración de sus cultos. En la segunda mitad del siglo XIX, las familias de algunos funcionarios diplomáticos y consulares, así como financistas y profesionales europeos, venidos a Colombia, eran, naturalmente, protestantes, vrg. los Michelsen, de orígen escandinavo, cuya estirpe ha producido líderes en variadas actividades. A propósito, Alfonso López Michelsen, en su novela Los Elegidos, relata las peripecias de un protestante europeo en una sociedad andina católico-romana. El choque principal es por la tarifa diferencial de valores éticos. (2)
SIMBIOSIS IMPOSIBLE
Comentaristas protervos han pretendido presentar a la Masonería como una equivalencia del Protestantismo dentro de las Ciencias Ocultas; y tal idea parece provenir de que la Compañía de Jesús fue organizada, según es de público dominio, para combatir igualmente a protestantes y masones. Es verdad que en estas tierras los miembros de la Orden Masónica facilitaban desde el gobierno -como lo hicieron José Hilario López y Tomás Cipriano de Mosquera- las labores protestantes, en una especie de reflejo condicionado por la excomunión que Roma había infligido a su organización; pero resulta calumniosa la idea según la cual, existía un contubernio entre protestantes y masones. Simbiosis imposible aún en aquellos días, cuando las logias estaban formadas, no por ocultistas sino por políticos.
Los libertadores del Nuevo Mundo fueron todos hombres de escuadra y compás: Washington, Bolívar, O’Higgins, Artigas, San Martín, Juárez, etc. Sus tenidas cumplían por objeto encubrir actividades sediciosas; eran instrumentos políticos, y así se conservaron hasta bien entrado el siglo XX. Algunas veces, por sus características de sociedades secretas, las logias fueron generadores de violencia y abusos económicos. Durante la pasada centuria el asesinato del Archiduque y señora en Sarajevo, según indicios, fue obra de masones; y, en los 70s, el mundo se vio consternado al revelarse los negocios de ese ‘club’ de caballeros de industria que fue la logia italiana Propaganda Due, P-2, vinculada a la quiebra del Banco Ambrosiano.
(Darío Silva-Silva. Extractado del libro El Reto de Dios, páginas 119-120)
VISIÓN INTEGRAL
(Antología de textos de nuestro pastor presidente)
(1) CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE COLOMBIA. Archivo de Correspondencia. 15-11-1861.
(2) LOPEZ Michelsen Alfonso. Los Elegidos. Canal Ramírez-Antares. Bogotá, 1978.