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Silvano Espíndola

46Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. 47Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:
—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
48Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte:
—¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49Jesús se detuvo y dijo:
—Llámenlo.
Así que llamaron al ciego.
—¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama.
50Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús.
51 —¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.
—Raboni, quiero ver —respondió el ciego.
52 —Puedes irte —dijo Jesús—, tu fe te ha sanado.
Al instante recobró la vista y comenzó a seguir a Jesús por el camino.

Este es un tiempo para que la iglesia sea relevante… Pero no lo esta siendo.

Silvano Espíndola

La iglesia no ha entendido los tiempos.

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