22Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco. 23Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, 24y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”. 25Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo.
