35Ese día al anochecer dijo a sus discípulos: —Crucemos al otro lado. 36Dejaron a la multitud y se lo llevaron en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37Se desató entonces una fuerte tormenta y las olas azotaban tanto la barca que ya comenzaba a inundarse. 38Mientras tanto, Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron. —¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?