1 Un día, los miembros de la comunidad de los profetas dijeron a Eliseo:—Como puede ver, el lugar donde ahora vivimos con usted nos resulta pequeño. 2Es mejor que vayamos al Jordán. Allí podremos conseguir madera y construir un albergue.—Bien, vayan —respondió Eliseo.3Pero uno de ellos le pidió:—Acompañe usted, por favor, a sus servidores.Eliseo consintió 4en acompañarlos y cuando llegaron al Jordán empezaron a cortar árboles. 5De pronto, al cortar un tronco, a uno de los profetas se le zafó el hacha y se le cayó al río.—¡Ay, maestro! —gritó—. ¡Esa hacha no era mía!6—¿Dónde cayó? —preguntó el hombre de Dios.Cuando se le indicó el lugar, Eliseo cortó un palo, lo echó allí e hizo que el hacha saliera a flote.7—Sácala —ordenó Eliseo. Así que el hombre extendió el brazo y la sacó.
Rev. Franklin Peña