Cuando hablamos de la santidad de Dios, nos imaginamos un Dios distante e inalcanzable. Pero por el contrario hace notoria la relevancia de nuestra redención.
Jesús nos redimió, murió por nuestro pecados y nosotros tenemos acceso a Dios
Cuando hablamos de la santidad de Dios, nos imaginamos un Dios distante e inalcanzable. Pero por el contrario hace notoria la relevancia de nuestra redención.
Jesús nos redimió, murió por nuestro pecados y nosotros tenemos acceso a Dios