1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que se hallan dispersas por el mundo: Saludos. 2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, 3 pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia. 4 Y la perseverancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros sin que les falte nada. 5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. 6 Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. 7 Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; 8 es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
En medio de las dificultades y muchas pruebas que podemos enfrentar en este mundo debemos gozarnos. Pero ¿Cómo podríamos hacerlo? Solamente si hemos comprendido la relación personal que tenemos con Dios.
Cuando fue la ultimas vez que oro con la seguridad de haber pedido aquello que era la voluntad de Dios para su vida, quizá le agradeció al final de orar, ¿tenía la certeza que recibiría lo que pedía? Pero luego comenzó a dudar de su fe y a cuestionar las promesas de Dios le ha dado.
Sea cual fuere la situación debemos mantenernos firmes, no dudar de las promesas y del poder de Dios.
Causas:
- Es porque nuestra confianza hacia Dios va en contra de nuestro razonamiento humano
- Es porque permitimos que nuestros sentimientos ahoguen nuestra fe
- Porque no somos capaces de ver a Dios trabajando en medio de las circunstancias
- Porque escuchamos consejos negativos
- Nos centramos en nuestras circunstancias y no en Dios
- Desconocimiento de los caminos de Dios
- Sentimiento de culpa por algún pecado pasado o presente
- Prestamos oídos a Satanás
- Los tiempos de Dios no se ajustan a los nuestros