10Entonces el Señor se acercó, se detuvo y lo llamó de nuevo:
—¡Samuel! ¡Samuel!
—Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.
Nosotros debemos amar a nuestros hijos, pero estorbar su pecado.
El espíritu santo habré nuestros ojos
Eli tubo una ceguera espiritual y física
Eso trae el pecado, ciega el entendimiento.