Jesús en ti busco mi restauración, Tú eres Dios de amor y paz.
Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de los hijos de Coré.
84 ¡Cuán hermosas son tus moradas,
Señor Todopoderoso!
2 Anhelo con el alma los atrios del Señor;
casi agonizo por estar en ellos.
Con el corazón, con todo el cuerpo,
canto alegre al Dios de la vida.
3 Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío,
aun el gorrión halla casa cerca de tus altares;
también la golondrina hace allí su nido,
para poner sus polluelos.
4 Dichoso el que habita en tu templo,
pues siempre te está alabando. Selah
5 Dichoso el que tiene en ti su fortaleza,
que solo piensa en recorrer tus sendas.
6 Cuando pasa por el valle de las Lágrimas
lo convierte en región de manantiales;
también las lluvias tempranas
cubren de bendiciones el valle.
7 Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas,
y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.
8 Oye mi oración, Señor, Dios Todopoderoso;
escúchame, Dios de Jacob. Selah
9 Oh Dios, escudo nuestro,
pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.
10 Vale más pasar un día en tus atrios
que mil fuera de ellos;
prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios
que habitar entre los impíos.
11 El Señor es sol y escudo;
Dios nos concede honor y gloria.
El Señor brinda generosamente su bondad
a los que se conducen sin tacha.
12 Señor Todopoderoso,
¡dichosos los que en ti confían!
Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.
85 Señor, tú has sido bondadoso con esta tierra tuya
al restaurar a Jacob;
2 perdonaste la iniquidad de tu pueblo
y cubriste todos sus pecados; Selah
3 depusiste por completo tu enojo,
y contuviste el ardor de tu ira.
4 Restáuranos una vez más, Dios y salvador nuestro;
pon fin a tu disgusto con nosotros.
5 ¿Vas a estar enojado con nosotros para siempre?
¿Vas a seguir eternamente airado?
6 ¿No volverás a darnos nueva vida,
para que tu pueblo se alegre en ti?
7 Muéstranos, Señor, tu amor inagotable,
y concédenos tu salvación.
8 Voy a escuchar lo que Dios el Señor dice:
él promete paz a su pueblo y a sus fieles,
siempre y cuando no se vuelvan a la necedad.
9 Muy cercano está para salvar a los que le temen,
para establecer su gloria en nuestra tierra.
10 El amor y la verdad se encontrarán;
se besarán la paz y la justicia.
11 De la tierra brotará la verdad,
y desde el cielo se asomará la justicia.
12 El Señor mismo nos dará bienestar,
y nuestra tierra rendirá su fruto.
13 La justicia será su heraldo
y le preparará el camino.
Oración de David.
86 Atiéndeme, Señor; respóndeme,
pues pobre soy y estoy necesitado.
2 Presérvame la vida, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios, y en ti confío;
¡salva a tu siervo!
3 Compadécete, Señor, de mí,
porque a ti clamo todo el día.
4 Reconforta el espíritu de tu siervo,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
5 Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
grande es tu amor por todos los que te invocan.
6 Presta oído, Señor, a mi oración;
atiende a la voz de mi clamor.
7 En el día de mi angustia te invoco,
porque tú me respondes.
8 No hay, Señor, entre los dioses otro como tú,
ni hay obras semejantes a las tuyas.
9 Todas las naciones que has creado
vendrán, Señor, y ante ti se postrarán
y glorificarán tu nombre.
10 Porque tú eres grande y haces maravillas;
¡solo tú eres Dios!
11 Instrúyeme, Señor, en tu camino
para conducirme con fidelidad.
Dame integridad de corazón
para temer tu nombre.
12 Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré,
y por siempre glorificaré tu nombre.
13 Porque grande es tu amor por mí:
me has librado de caer en el sepulcro.
14 Gente altanera me ataca, oh Dios;
una banda de asesinos procura matarme.
¡Son gente que no te toma en cuenta!
15 Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo,
lento para la ira, y grande en amor y verdad.
16 Vuélvete hacia mí, y tenme compasión;
concédele tu fuerza a este siervo tuyo.
¡Salva a tu hijo fiel!
17 Dame una muestra de tu amor,
para que mis enemigos la vean y se avergüencen,
porque tú, Señor, me has brindado ayuda y consuelo.
Sacrificios vivos
12 Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. 2 No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
3 Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado. 4 Pues, así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma función, 5 también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. 6 Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe; 7 si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; 8 si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría.
El amor
9 El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. 10 Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. 11 Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. 12 Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. 13 Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad. 14 Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. 15 Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. 16 Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben.
17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. 18 Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. 19 No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. 20 Antes bien,
«Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;
si tiene sed, dale de beber.
Actuando así, harás que se avergüence de su conducta».
21 No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
BERTHA
GRACIAS DIOS TU ERES TODO EN NUESTRAS VIDAS, SOLO TENGO AGRADECIMIENTOS PODEROSO. PADRE ETERNO GRACIAS, GRACIAS
TE AMAMOS.
BERTHA
GRACIAS AMADO DIOS PORQUE TU SABES Q SOMOS DEBILES Y TE NECESITAMOS . ERES GRANDE Y PODEROSO EN NUESTRAS DEBILIDADES.SIEMPRE TU AHJI MAJESTUOSO DIOS .TE ADORAMOS