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Día 2: Las 3 P´s del propósito del sexo en el matrimonio

Día 2: Las 3 P´s del propósito del sexo en el matrimonio

La inmoralidad sexual desdibuja el diseño maravilloso de Dios para la sexualidad. La relación sexual en el matrimonio tiene varios propósitos designados por Dios:

 

Pacto

 

El sexo en el matrimonio sella y celebra el pacto matrimonial; es un pacto físico y espiritual. De hecho, el diseño de Dios es que, cuando un hombre y mujer vírgenes tienen relaciones sexuales por primera vez, el himen de la mujer produce un sangrado leve, al igual que el que se produce en el hombre que tiene un frenillo. 

El matrimonio está diseñado por Dios para que sea un pacto de sangre entre la pareja, como dice Mal 2:14: «Y todavía preguntan: ‘¿Por qué?’. Pues porque el SEÑOR actúa como testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto».

 

Dos se vuelven uno (Gn 2:24)

 

Procreación

 

Busca dar cumplimiento al primer mandamiento que Dios le dio a la humanidad: tener hijos, ser fructíferos y multiplicarse (Gn 1:28).

 

Placer

 

Está diseñada para el placer y el deleite mutuo de la pareja (como lo describe el libro Cantar de los Cantares de la Biblia). Nunca se trata sólo de ti y nunca debe involucrarte solo a ti. El placer fue creado por Dios de hecho, «Edén» quiere decir placer. Paul David Tripp afirma: «Si Dios creó el placer, entonces el placer no es el problema. El problema surge cuando lo entendemos de manera incorrecta y participamos en él directamente según las interpretaciones erróneas que hemos hecho». (tomado de Sexo en un mundo quebrantado, pág. 70)*.

 

La sexualidad es bella y poderosa, pero como todo lo bello y poderoso necesita límites. Piensa en las bellas obras de arte que protegen celosamente los museos o en el fuego poderoso que, fuera de control, causa grandes estragos. El fuego en si no es malo, pero poder mantenerlo dentro de los límites hace la diferencia entre la vida o la muerte.

Piensa en esa enorme bola de fuego que es el sol. La proporción y la distancia a la que se encuentra con relación a nuestro planeta son óptimas para sustentar la vida. Un poco más cerca y nos quemaría; un poco más lejos y no habría vida. 

Cuando el fuego del placer sexual sale fuera de la chimenea del matrimonio y de los parámetros dados por Dios, llega a destruir la casa. Cada vez que participamos en inmoralidad sexual, estamos desdibujando la creación de Dios.

 

No es que Dios esté interesado en controlar excesivamente nuestra sexualidad, sino que El sabe que como la manejemos, será un indicador y un reflejo de cómo está nuestro corazón. Dios diseñó nuestra sexualidad para ser algo santo, es decir, apartado. Cuando él santifica algo, desea apartarlo del mundo y, al tiempo, acercarlo a Él. Este es un sello distintivo ante los demás, algo que nos da la oportunidad de compartirles a otros de Dios. La forma como vivimos nuestra sexualidad le debe comunicar al mundo que amamos a Dios y le servimos a Él.

 

El quebrantamiento sexual —influenciado por la carne, el mundo o Satanás— evidencia un problema, no de comportamiento, sino de corazón. Evidencia que tu corazón está lejos de Dios e intenta suplir las necesidades legítimas de conexión y relación, de formas ilegítimas. No importa si eres soltero o casado; es posible llegar al quebrantamiento y la inmoralidad sexual aún estando casado. 

Siempre que queremos que el sexo sea la respuesta a nuestras carencias emocionales, lo convertimos en un ídolo y creemos que puede satisfacer los vacíos de nuestro corazón, esos que solamente Jesús puede satisfacer. Recuerda que la única relación y conexión que nos trae plenitud absoluta es la que tenemos con Dios.

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