Hay que temer a Dios
11El Señor me habló fuertemente y me advirtió que no siguiera el camino de este pueblo. Me dijo:
12«No digan ustedes que es conspiración
todo lo que llama conspiración esta gente;
no teman lo que ellos temen
ni se dejen asustar.
13Solo al Señor de los Ejércitos tendrán ustedes por santo,
solo a él deben honrarlo,
solo a él han de temerlo.
14Él será un santuario.
Pero será una piedra de tropiezo
para las dos casas de Israel;
una roca que los hará caer.
¡Será para los habitantes de Jerusalén
un lazo y una trampa!
Rev. Eduardo Rojas, Nicolás Cabrera



