Amado Padre, quiero poner mi confianza en ti y cada día ser testimonio de ti en amor y justicia.
Respuesta de Dios
38 El Señor le respondió a Job desde la tempestad. Le dijo:
2 «¿Quién es este, que oscurece mi consejo
con palabras carentes de sentido?
3 Prepárate a hacerme frente;
yo voy a interrogarte, y tú me responderás.
4 »¿Dónde estabas cuando puse las bases de la tierra?
¡Dímelo, si de veras sabes tanto!
5 ¡Seguramente sabes quién estableció sus dimensiones
y quién tendió sobre ella la cinta de medir!
6 ¿Sobre qué están puestos sus cimientos,
o quién puso su piedra angular
7 mientras cantaban a coro las estrellas matutinas
y todos los ángeles gritaban de alegría?
8 »¿Quién encerró el mar tras sus compuertas
cuando este brotó del vientre de la tierra?
9 ¿O cuando lo arropé con las nubes
y lo envolví en densas tinieblas?
10 ¿O cuando establecí sus límites
y en sus compuertas coloqué cerrojos?
11 ¿O cuando le dije: “Solo hasta aquí puedes llegar;
de aquí no pasarán tus orgullosas olas”?
12 »¿Alguna vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana,
o le has hecho saber a la aurora su lugar,
13 para que tomen la tierra por sus extremos
y sacudan de ella a los malvados?
14 La tierra adquiere forma, como arcilla bajo un sello;
sus rasgos resaltan como los de un vestido.
15 Los malvados son privados de su luz,
y es quebrantado su altanero brazo.
16 »¿Has viajado hasta las fuentes del océano,
o recorrido los rincones del abismo?
17 ¿Te han mostrado los umbrales de la muerte?
¿Has visto las puertas de la región tenebrosa?
18 ¿Tienes idea de cuán ancha es la tierra?
Si de veras sabes todo esto, ¡dalo a conocer!
19 »¿Qué camino lleva a la morada de la luz?
¿En qué lugar se encuentran las tinieblas?
20 ¿Puedes acaso llevarlas a sus linderos?
¿Conoces el camino a sus moradas?
21 ¡Con toda seguridad lo sabes,
pues para entonces ya habrías nacido!
¡Son tantos los años que has vivido!
22 »¿Has llegado a visitar
los depósitos de nieve de granizo,
23 que guardo para tiempos azarosos,
cuando se libran guerras y batallas?
24 ¿Qué camino lleva adonde la luz se dispersa,
o adonde los vientos del este
se desatan sobre la tierra?
25 ¿Quién abre el canal para las lluvias torrenciales,
y le da paso a la tormenta,
26 para regar regiones despobladas,
desiertos donde nadie vive,
27 para saciar la sed del yermo desolado
y hacer que en él brote la hierba?
28 ¿Acaso la lluvia tiene padre?
¿Ha engendrado alguien las gotas de rocío?
29 ¿De qué vientre nace el hielo?
¿Quién da a luz la escarcha de los cielos?
30 ¡Las aguas se endurecen como rocas,
y la faz del mar profundo se congela!
31 »¿Acaso puedes atar los lazos de las Pléyades,
o desatar las cuerdas que sujetan al Orión?
32 ¿Puedes hacer que las constelaciones salgan a tiempo?
¿Puedes guiar a la Osa Mayor y a la Menor?
33 ¿Conoces las leyes que rigen los cielos?
¿Puedes establecer mi dominio sobre la tierra?
34 »¿Puedes elevar tu voz hasta las nubes
para que te cubran aguas torrenciales?
35 ¿Eres tú quien señala el curso de los rayos?
¿Acaso te responden: “Estamos a tus órdenes”?
36 ¿Quién infundió sabiduría en el ibis,
o dio al gallo entendimiento?
37 ¿Quién tiene sabiduría para contar las nubes?
¿Quién puede vaciar los cántaros del cielo
38 cuando el polvo se endurece
y los terrones se pegan entre sí?
39 »¿Cazas tú la presa para las leonas
y sacias el hambre de sus cachorros
40 cuando yacen escondidas en sus cuevas
o se tienden al acecho en sus guaridas?
41 ¿Eres tú quien alimenta a los cuervos
cuando sus crías claman a mí
y andan sin rumbo y sin comida?
39 »¿Sabes cuándo los íbices tienen sus crías?
¿Has visto el parto de las gacelas?
2 ¿Has contado los meses de su gestación?
¿Sabes cuándo dan a luz?
3 Al tener sus crías se encorvan,
y allí terminan sus dolores de parto.
4 Crecen sus crías, y en el bosque se hacen fuertes;
luego se van y ya no vuelven.
5 »¿Quién deja sueltos a los asnos salvajes?
¿Quién les desata las cuerdas?
6 Yo les di el páramo por morada,
el yermo por hábitat.
7 Se burlan del ajetreo de la ciudad;
no prestan atención a los gritos del arriero.
8 Recorren los cerros en busca de pastos,
en busca de verdes prados.
9 »¿Crees tú que el toro salvaje se prestará a servirte?
¿Pasará la noche en tus establos?
10 ¿Puedes mantenerlo en el surco con el arnés?
¿Irá en pos de ti labrando los valles?
11 ¿Pondrás tu confianza en su tremenda fuerza?
¿Echarás sobre sus lomos tu pesado trabajo?
12 ¿Puedes confiar en él para que acarree tu grano
y lo junte en el lugar donde lo trillas?
13 »El avestruz bate alegremente sus alas,
pero su plumaje no es como el de la cigüeña.
14 Pone sus huevos en la tierra,
los deja empollar en la arena,
15 sin que le importe aplastarlos con sus patas,
o que las bestias salvajes los pisoteen.
16 Maltrata a sus polluelos como si no fueran suyos,
y no le importa haber trabajado en vano,
17 pues Dios no le dio sabiduría
ni le impartió su porción de buen juicio.
18 Pero, cuando extiende sus alas y corre,
se ríe de jinetes y caballos.
19 »¿Le has dado al caballo su fuerza?
¿Has cubierto su cuello con largas crines?
20 ¿Eres tú quien lo hace saltar como langosta,
con su orgulloso resoplido que infunde terror?
21 Patalea con furia, regocijándose en su fuerza,
y se lanza al galope hacia la llanura.
22 Se burla del miedo; a nada le teme;
no rehuye hacerle frente a la espada.
23 En torno suyo silban las flechas,
brillan las lanzas y las jabalinas.
24 En frenética carrera devora las distancias;
al toque de trompeta no es posible refrenarlo.
25 En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante;
percibe desde lejos el fragor de la batalla,
los gritos de combate y las órdenes de ataque.
26 »¿Es tu sabiduría la que hace que el halcón vuele
y que hacia el sur extienda sus alas?
27 ¿Acaso por tus órdenes remonta el vuelo el águila
y construye su nido en las alturas?
28 Habita en los riscos; allí pasa la noche;
en escarpadas grietas tiene su baluarte.
29 Desde allí acecha la presa;
sus ojos la detectan desde lejos.
30 Sus polluelos se regodean en la sangre;
donde hay un cadáver, allí está el halcón».
40 El Señor dijo también a Job:
2 «¿Corregirá al Todopoderoso quien contra él contiende?
¡Que le responda a Dios quien se atreve a acusarlo!»
3 Entonces Job le respondió:
4 «¿Qué puedo responderte, si soy tan indigno?
¡Me tapo la boca con la mano!
5 Hablé una vez, y no voy a responder;
hablé otra vez, y no voy a insistir».
6 El Señor le respondió a Job desde la tempestad. Le dijo:
7 «Prepárate a hacerme frente.
Yo te cuestionaré, y tú me responderás.
8 »¿Vas acaso a invalidar mi justicia?
¿Me harás quedar mal para que tú quedes bien?
9 ¿Tienes acaso un brazo como el mío?
¿Puede tu voz tronar como la mía?
10 Si es así, cúbrete de gloria y esplendor;
revístete de honra y majestad.
11 Da rienda suelta a la furia de tu ira;
mira a los orgullosos, y humíllalos;
12 mira a los soberbios, y somételos;
aplasta a los malvados donde se hallen.
13 Entiérralos a todos en el polvo;
amortaja sus rostros en la fosa.
14 Yo, por mi parte, reconoceré
que en tu mano derecha está la salvación.
15 »Mira a Behemot, criatura mía igual que tú,
que se alimenta de hierba, como los bueyes.
16 ¡Cuánta fuerza hay en sus lomos!
¡Su poder está en los músculos de su vientre!
17 Su rabo se mece como un cedro;
los tendones de sus muslos se entrelazan.
18 Sus huesos son como barras de bronce;
sus piernas parecen barrotes de hierro.
19 Entre mis obras ocupa el primer lugar,
solo yo, su Hacedor, puedo acercármele con la espada.
20 Los montes le brindan sus frutos;
allí juguetean todos los animales salvajes.
21 Debajo de los lotos se tiende a descansar;
se oculta entre los juncos del pantano.
22 Los lotos le brindan su sombra;
los álamos junto al río lo envuelven.
23 No se alarma si brama el río;
vive tranquilo aunque el Jordán le llegue al hocico.
24 ¿Quién ante sus ojos se atreve a capturarlo?
¿Quién puede atraparlo y perforarle la nariz?
Timoteo se une a Pablo y a Silas
16 Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. 2 Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo, 3 así que Pablo decidió llevárselo. Por causa de los judíos que vivían en aquella región, lo circuncidó, pues todos sabían que su padre era griego. 4 Al pasar por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, para que los pusieran en práctica. 5 Y así las iglesias se fortalecían en la fe y crecían en número día tras día.
La visión de Pablo del hombre macedonio
6 Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia. 7 Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. 8 Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas. 9 Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». 10 Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.
Conversión de Lidia en Filipos
11 Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. 12 De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.
13 El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido. 14 Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo. 15 Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos persuadió.
Pablo y Silas en la cárcel
16 Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. 17 Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando:
―Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación.
18 Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu:
―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!
Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.
19 Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. 20 Los presentaron ante los magistrados y dijeron:
―Estos hombres son judíos, y están alborotando a nuestra ciudad, 21 enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar.
BERTHA
GRACIAS POR TENER MI CONFIANZA EN TI AMADO SEÑOR, Y PODER DAR TESTIMONIO DE TI EN TODO ,GRACIAS GRACIAS
PRECIOSO PADRE. TE AMAMOS
BERTHA
GRACIAS AMADO DIOS POR PERMITIRNOS PONER NUESTRA CONFIANZA EN TI SR. GRACIAS. GRACIAS , Y TE PEDIMOS MUCHOS TESTIMONIOS
EN AMOR Y JUSTICIA
GRACIAS GRACIAS. TE AMO TE AMAMOS.
BERTHA
GRACIAS SEÑOR POR TENER NUESTRA CONFIANZA EN TI, Y SER TESTIMONIO DE TI EN TU AMOR Y JUSTICIA PODEROSO PADRE
GRACIAS GRACIAS TE AMO TE ADORAMOS.SEÑOR.