La Biblia nos enseña acerca de la necesidad de descansar y meditar en lo que es verdaderamente importante: disfrutar de su Presencia y su Palabra antes que servirlo y atenderlo. Es muy fácil desviarnos sirviendo en la obra de Dios sin deleitarnos de la presencia del Dios de la obra.
Versículo:
Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús dijo: —Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco. Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario. Pero muchos que los vieron salir los reconocieron y desde todos los poblados corrieron por tierra hasta allá y llegaron antes que ellos. Marcos 6:30–33.
Los discípulos dieron sus informes al Maestro y de acuerdo con su instrucción se retiraron a descansar.
Reflexión:
En el servicio, Jesús dispone de un tiempo para descansar, así como lo hay para actuar, pero como sucede con frecuencia, el descanso del Maestro y sus discípulos se ve interrumpido por la demanda de las necesidades de los demás, y una vez su profunda compasión lo lleva a ocuparse de ellos enseñándoles y supliendo sus necesidades.
Esta compasión revela el corazón de Dios en un cuadro de profunda ternura.
Jesús nos lleva a mantener el equilibrio entre las extenuantes actividades de la obra y el privilegio de descansar en su presencia; cuando deposito en Dios las necesidades de los demás, Él se encarga de ellas, cuida de mí y me brinda descanso.