Señor me rindo a tus pies porque sé que tu sanas todas mi aflicciones, eres mi Dios y vives en mi corazón.
Futura exaltación de Sión
4 En los últimos días,
el monte del templo del Señor
será puesto sobre la cumbre de las montañas
y se erguirá por encima de las colinas.
Entonces los pueblos marcharán hacia ella,
2 y muchas naciones se acercarán, diciendo:
«Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Dios mismo nos instruirá en sus caminos,
y así andaremos en sus sendas».
Porque de Sión viene la instrucción;
de Jerusalén, la palabra del Señor.
3 Dios mismo juzgará entre muchos pueblos,
y administrará justicia
a naciones poderosas y lejanas.
Convertirán en azadones sus espadas,
y en hoces sus lanzas.
Ya no alzará su espada nación contra nación,
ni se adiestrarán más para la guerra.
4 Cada uno se sentará
bajo su parra y su higuera;
y nadie perturbará su solaz
—el Señor Todopoderoso lo ha dicho—.
5 Todos los pueblos marchan
en nombre de sus dioses,
pero nosotros marchamos en el nombre del Señor,
en el nombre de nuestro Dios,
desde ahora y para siempre.
Futura restauración de Sión
6 «En aquel día —afirma el Señor—
reuniré a las ovejas lastimadas,
dispersas y maltratadas.
7 Con las ovejas heridas formaré un remanente,
y con las desterradas, una nación poderosa.
El Señor reinará sobre ellas en el monte Sión
desde ahora y para siempre.
8 Y tú, Torre del Rebaño,
colina fortificada de la ciudad de Sión:
a ti volverá tu antiguo poderío,
la soberanía de la ciudad de Jerusalén».
Castigo y triunfo de Sión
9 Ahora, ¿por qué gritas tanto?
¿Acaso no tienes rey?
¿Por qué te han venido dolores de parto?
¿Murió acaso tu consejero?
10 Retuércete y puja, hija de Sión,
como mujer a punto de dar a luz,
porque ahora vas a salir de tu ciudad,
y tendrás que vivir a campo abierto.
Irás a Babilonia, pero de allí serás rescatada;
el Señor te librará del poder de tus enemigos.
11 Ahora muchas naciones se han reunido contra ti.
Y dicen: «¡Que sea profanada Sión!
¡Disfrutemos del espectáculo!»
12 Pero ellas no saben lo que piensa el Señor,
ni comprenden sus designios;
no saben que él las junta
como a gavillas en la era.
13 ¡Levántate, hija de Sión!
¡Ponte a trillar!
Yo haré de hierro tus cuernos
y de bronce tus pezuñas,
para que conviertas en polvo a muchos pueblos,
y consagres al Señor sus ganancias injustas;
sus riquezas, al Señor de toda la tierra.
Humillación y exaltación de la dinastía davídica
5 Reagrupa tus tropas, ciudad guerrera,
porque nos asedian.
Con vara golpearán en la mejilla
al gobernante de Israel.
2 Pero de ti, Belén Efrata,
pequeña entre los clanes de Judá,
saldrá el que gobernará a Israel;
sus orígenes se remontan hasta la antigüedad,
hasta tiempos inmemoriales.
3 Por eso Dios los entregará al enemigo
hasta que tenga su hijo la que va a ser madre,
y vuelva junto al pueblo de Israel
el resto de sus hermanos.
4 Pero surgirá uno para pastorearlos
con el poder del Señor,
con la majestad del nombre del Señor su Dios.
Vivirán seguros, porque él dominará
hasta los confines de la tierra.
5 ¡Él traerá la paz!
Si Asiria llegara a invadir nuestro país
para pisotear nuestras fortalezas,
le haremos frente con siete pastores,
y aun con ocho líderes del pueblo;
6 ellos pastorearán a Asiria con la espada;
con la daga, a la tierra de Nimrod.
Si Asiria llegara a invadir nuestro país,
si llegara a profanar nuestras fronteras,
¡él nos rescatará!
El remanente
7 Será el remanente de Jacob,
en medio de muchos pueblos,
como rocío que viene del Señor,
como abundante lluvia sobre la hierba,
que no depende de los hombres,
ni espera nada de ellos.
8 Será el remanente de Jacob entre las naciones,
en medio de muchos pueblos,
como un león entre los animales del bosque,
como un cachorro entre las ovejas del rebaño,
que al pasar las pisotea y las desgarra,
sin que nadie pueda rescatarlas.
9 Levantarás la mano contra tus enemigos,
y acabarás con todos tus agresores.
Purificación de un pueblo idólatra y belicoso
10 Esto afirma el Señor:
«En aquel día exterminaré tu caballería,
y destruiré tus carros de guerra.
11 Exterminaré las ciudades de tu país
y derribaré todas tus fortalezas.
12 Pondré fin a tus hechicerías
y no tendrás más adivinos.
13 Acabaré con tus ídolos
y con tus monumentos sagrados;
nunca más volverás a postrarte
ante las obras de tus manos.
14 Arrancaré tus imágenes de Aserá,
y reduciré a escombros tus ciudades;
15 con ira y con furor me vengaré
de las naciones que no me obedecieron».
La mujer y el dragón
12 Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. 2 Estaba encinta y gritaba por los dolores y angustias del parto. 3 Y apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos, y una diadema en cada cabeza. 4 Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera. 5 Ella dio a luz un hijo varón que gobernará a todas las naciones con puño de hierro. Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil doscientos sesenta días.
7 Se desató entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; este y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente, 8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. 9 Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.
10 Luego oí en el cielo un gran clamor:
«Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios;
ha llegado ya la autoridad de su Cristo.
Porque ha sido expulsado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.
11 Ellos lo han vencido
por medio de la sangre del Cordero
y por el mensaje del cual dieron testimonio;
no valoraron tanto su vida
como para evitar la muerte.
12 Por eso, ¡alégrense, cielos,
y ustedes que los habitan!
Pero ¡ay de la tierra y del mar!
El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes,
porque sabe que le queda poco tiempo».
13 Cuando el dragón se vio arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón. 14 Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente. 15 La serpiente, persiguiendo a la mujer, arrojó por sus fauces agua como un río, para que la corriente la arrastrara. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por sus fauces. 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.
Orlando Castro De La Rosa
Que lindo es amanecer con la fe puesta en la salvación en Cristo Jesús, todo dia es una oportunidad de estar cerca de la palabra de Dios y crecer en fe, su gloria es grande igual su misericordia, tenemos que estar agradecidos por todo lo que nos da bueno o malo, lo bueno por nos acerca a él y lo malo por que nos recuerda que debemos cambiar para mejorar, doy gracias a Dios por una nueva bendición y a mi Señor Jesucristo por su sacrificio, AMÉN.
BERTHA
PADRE GAMADO NOS RENDIREMOS A TUS PIES POR SIEMPRE, ERES Y. SERAS NUESTRO PADRE Y VIVIRAS EN NUESTROS CORAZONES.
TE AMAMOS.