Ejemplos de Paciencia (Ejemplo Noé)
Es fácil hacer las cuentas: Desde cuando Noé empieza a construir el arca hasta el día en que sube a ella, transcurren cien años; como quien dice, un siglo, según la medición que hacemos hoy. Francamente se necesita mucha constancia, gran perseverancia y tremenda macrotumia para hacer lo que hizo el gran viejo. A veces nos parece, en nuestra propia vida, como que nunca se cumplirá lo que Dios ha prometido; y, en tales ocasiones, perdemos la paciencia, arruinamos la fe y nos volvemos inconscientes. Noé, por el contrario, conocía el principio básico de la fe: Dios siempre cumplirá lo que haya dicho.
Segundo ejemplo Abraham
La Biblia nos informa que el padre de la fe tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán, y ello significa que, en realidad, le faltaba un siglo por vivir, ya que falleció de ciento setenta y cinco años. De cualquier manera, era mucho tiempo de vida sin haber engendrado un hijo. Y entonces… Después de esto, la palabra del SEÑOR vino a Abram en una visión:
«No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.»
Pero Abram le respondió:
__SEÑOR y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados.
¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el SEÑOR—. Tu heredero será tu propio hijo.
Luego el SEÑOR lo llevó afuera y le dijo:__Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! Génesis 15:1-5
Pese a una promesa tan terminante de Dios, pasa y pasa el tiempo y ¡nada de nada! La vieja Sara no daba señales de fertilidad por ningún lado, aunque su esposo hacía todo lo posible por fecundarla y en aquellos tiempos ni siquiera había televisión. Abraham recibe una teofanía en la cual tres ángeles le reiteran la promesa divina de un hijo y, para abreviar la historia, Isaac finalmente nació cuando su padre genético ya tenía cien años.
Abraham es un buen ejemplo de que la paciencia es necesaria para recibir las bendiciones divinas, y que esta virtud se desarrolla solo si uno entiende que lo que Dios prometa, Dios lo cumplirá. Abraham nos enseña que vale la pena esperar con paciencia el cumplimiento de las promesas de Dios. El padre de la fe lo es porque es el padre de la paciencia.
(Darío Silva-Silva. Extractado del libro El Fruto Eterno, páginas 136- 137)
VISIÓN INTEGRAL
(Antología de textos de nuestro pastor presidente)